Cuando compramos calzado para nuestros hijos pequeños siempre nos asalta la preocupación de acertar con el tamaño adecuado. No queremos que se le quede pequeño al mes pero tampoco deseamos que el pie le vaya bailando dentro del zapato porque al no ir bien sujeto pueden producirse torceduras y/ o roces.
Por eso, a fin de evitar pasarnos o no llegar, proponemos un sencillo truco para quedarnos en el punto medio, que es donde está la virtud:
- Hay que abrir bien el zapato y quitar los cordones si los tiene.
Entre la puntera del zapato y el dedo más largo del niño debe caber el dedo gordo (a lo ancho) de la mano del padre o la madre.