EL cuerpo humano, al igual que los antiguos templos, está diseñado para soportar presiones que en última instancia descansan sobre los dos arcos del pie: el arco longitudinal interno y el menos conocido arco transverso. Estos arcos, a su vez, se componen de unas sutiles dovelas (escafoides, cuñas etc.) que se ajustan con enorme precisión. Cualquier desajuste en este maravilloso y sutil mecanismo hace que se resienta todo “el edificio”.
Por ello es aconsejable revisar con regularidad los “cimientos” de nuestra “casa”, es decir, nuestros pies. Una mala estructuración de los pies puede acarrear multitud de complicaciones:
- Transtornos en los huesos y articulaciones de las piernas, que van desde problemas de rodilla (condromalacias…), tobillo o cadera, desencadenando o agravando dolorosos procesos degenerativos.
- Problemas de espalda desde lumbalgias a desviaciones de columna.
- El dolor de pies impide la vida sana (andar, correr, hacer deporte), la vida social (salir, divertirse, bailar…) y la vida laboral.
Si sus pies se deterioran toda su vida se resiente. ¡Cuidelos y hágase una revisión todos los años!
En cualquier caso, debe consultar con su médico de cabecera o traumatólogo.
Ignacio Nájera García-Segovia
Gerente de ortopedia, Orto-Center, S.L.